miércoles, 30 de diciembre de 2015

A propósito de La pura luz de Diego Bentivegna

La pura luz (Cabiria, 2015) se despliega como una sucesión de imágenes recurrentes, reunidas en una lengua extraña en pleno movimiento.
POR MARCELO DÍAZ

En La pura luz se despliega una poética exploratoria sobre los alcances de la memoria subjetiva desde la narración de la infancia: Tengo ocho años, tal vez nueve;/ como en los versos de Dalton/ lloro por las noches./ La lágrima, como un don que nace,/que no puede evitarse,/un estado del llanto. En esa experiencia pasada la lengua poética encuentra su límite, el habla apenas se transforma en un balbuceo donde se disuelve, o refracta, la significación y la poesía se convierte en una especie de refugio del silencio.

Un libro de poemas enunciado en un tono narrativo como si fuese la sucesión de imágenes, o escenas, en cámara lenta de un documental. Un edificio negro:/ una escuela:/ una iglesia:/ un hospital;/ la luz blanca:/ un hotel;/ los vidrios destrozados:/ una cancha, en un pueblo, con sus sierras. Esa mirada que se construye de manera distante, y objetiva, con respecto a la realidad observada convive con una voz más íntima: Estruja la pollera como un paño:/ (mamá me está mirando/sentada en un pasillo)./ Hospital de provincia,/ el aire es claro;/ hay un sol que desborda las ventanas./ Una bandada de jilgueros cruza/el paisaje lunar de las pantallas. Existen momentos para el poeta que están signados por una fisura, una grieta, que se identifica, al igual que en los poemas de Hospital Británico de Hector Viel Temperley, con la enfermedad, instancias en las que las preguntas acerca de cómo significan las palabras, o  cómo las palabras construyen puentes con el mundo, aparecen en forma de inquietudes que regresan de manera insistente.

jueves, 17 de diciembre de 2015

Una temporada con más libros para más lectores

Página 12
Por Karina Micheletto

EL 2015 PARA LA LITERATURA INFANTIL Y JUVENIL EN LA ARGENTINA
Una temporada con más libros para más lectores

La aparición de nuevas editoriales independientes, la diversidad de las propuestas, la calidad alcanzada por los escritores, ilustradores y editores, y la intervención del Estado, a través de compras de libros, dieron cuenta del panorama del sector.

Corrieron buenos vientos en los últimos años para la literatura infantil y juvenil en la Argentina, y el balance 2015 del sector está marcado por este envión que vale tanto para la producción –el mercado editorial y sus números fríos– como para la calidad de esa producción, con innovadoras búsquedas que comienzan a ser reconocidas en las ferias del mundo. La constante aparición de editoriales independientes que apuestan a esa diversidad; la calidad alcanzada por los escritores, ilustradores y editores; la intervención del Estado con compras que modificaron el panorama del sector, son algunos de los puntos sobresalientes de este balance positivo. Lo que queda en el debe del balance es la siempre difícil circulación de esta producción, con todas sus singularidades.

El dato de que en los últimos doce años el Estado argentino compró 92 millones de libros, a editoriales chicas, medianas y grandes, a través del Ministerio de Educación de la Nación, es una marca contundente de este balance. Esas compras llegaron a representar para el mercado local, en años como 2013, casi una vez y media (un 140 por ciento) más del volumen de las ventas privadas, según datos presentados por el Observatorio de la Industria Editorial en un encuentro de editores realizado en el último Filbita, Festival de Literatura Infantil.

martes, 8 de diciembre de 2015

Reseña de La pura luz



Perfil
Por Laura Isola


Un niño de ocho años es sometido a un electroencefalograma “un día alucinado” “en algún hospital de provincia”. Para contar la escena, se suceden los versos que forman “Poema acéfalo”, la primera de las partes en las que Diego Bentivegna divide La pura luz, su último libro. El procedimiento médico se sobreimprime a una experiencia poética y a un recorrido intelectual. No es la voz del niño la que recorre los versos libres de métrica pero atados a una tradición que va desde lo alto, “como en los versos de Dalton”, de la cultura letrada, a lo menor, la provincia. Es una deriva por el cuerpo de pequeño, por las palabras que refulgen iluminadas, hasta la ceguera, por esa luz. Que es la de Pasolini que se enciende en el epígrafe: “Ed era pura luce”, hasta la de Ciocchini: “¿podría ser acaso exterminada?” Pero, en todo caso, con el autor de Poesía en forma de rosa comparte su poesía en forma de prosa de este libro. También, va del Pasolini consagrado al del verso en fruilano, la lengua de la madre, como refugio de la palabra y la provincia como ese interior íntimo. 

“La loca croata”, el segundo extenso poema, lleva cita de Bispo do Rosário. Nadie mejor para atar arte y locura. Bispo do Rosário murió  de loco y de viejo para la psiquiatría;  de enviado de Dios y profeta para él mismo. Lo que no pereció, o en todo caso renació casi como una ironía, es su arte. Es que Bispo es el modelo del artista loco, encerrado en su cuarto del hospicio bordando paneles, construyendo barcos y cosiendo el ropaje que usaría el día que el Señor lo indique y sea el fin de este tiempo. Su “atelier”, un lugar de cruce entre la racionalidad de la ciencia, el delirio del “anormal” y los devenires artísticos, es el espacio perfecto para ligarlo a la tradición de los artistas-locos. En los versos de Bentivegna, la loca croata es eslava, es esclava que reza a sus muertos. Mejor dicho, “a sus muertitos”. El diminutivo es afectivo y de nuevo, menor. Se viste de negro y deambula por un conurbano alucinado,  Munro, Adelina, Florida, mientras recuerda Zagreb, los trenes, Budapest. O ¿era Udine, Triste, Milán? Aquí las palabras se oscurecen. La pura luz emerge del sentido: no es la luz diáfana que hace que el niño se vuelva transparente en el primer poema. Es el sonido de una lengua rara, la masa informe de los muertos, “secos como una hoja, en una tela de Kiefer”. Justamente, el pintor de versos. Los de Celan, por ejemplo, en el cuadro que el artista alemán le dedica al pelo dorado de Margarete (Dein goldenes Haar Margarete). Que Paul Celan le contrapuso el ceniciento de Sulamith y, de esta manera, enlazando los cabellos y las palabras, escribió uno de los poemas más conmovedores y perfectos sobre el drama y la muerte: “Todesfuge” (Fuga de muerte) Kiefer parece necesitar a Celan para poder hablar de ese pasado de ignominia. Lo busca en su lengua alemana aprendida, en sus palabras metálicas y magnéticas, en el vacío de sus versos cortos, en la intervención frente al silencio. Bentivegna, por su parte, contrapone dos territorios y dos lenguas. En este caso, a oscuras y como un murmullo.

La pura luz

Diego Bentivegna

Editorial Cabiria

2015

jueves, 26 de noviembre de 2015

Plegarias dichas en lengua rara

Revista Ñ
Por Daniel Gigena

Poesía. Historia, lengua y el asombro de inmigrantes trazan en “La pura luz”, de Diego Bentivegna, un paisaje con ecos de infancia.

Luego de Las reliquias , poemario de 2012 en el que homenajeaba en la figura de sus ancestros a los inmigrantes italianos que habían llegado a la Argentina con sus sueños esbozados en lenguas dialectales, tan alejados de las guerras como de los escenarios que muchos volverían a ver sólo en sueños, Diego Bentivegna profundiza en La pura luz algunos aspectos que allí podían insinuarse.

El antagonismo entre Europa y América, entre el pasado de oro y el presente, entre el mundo rural y el de las ciudades; también las inesperadas semejanzas en las evocaciones que despierta “la llanura fúnebre” entrevista desde trenes en movimiento: “un tallo que persiste en un paisaje/ de Marte, en un desierto”.

miércoles, 18 de noviembre de 2015

La piedra de la cordura

La piedra de la cordura. Historias sobre enfermedades mentales.
Ediciones Intramed

"Una experiencia que reune a la literatura y a la medicina en una extraordinaria colección de relatos sobre enfermedades mentales."

Conseguilo en Dain Usina Cultural (Thames 1905, CABA).

viernes, 13 de noviembre de 2015

Últimos días de la víctima

Página 12

MES PASOLINI/ NOVIEMBRE 1975-2015
ÚLTIMOS DÍAS DE LA VÍCTIMA

En la mañana del 2 de noviembre de 1975, Día de Difuntos, una vecina de Ostia, cerca de Roma, encontró un muerto en la playa. Pier Paolo Pasolini había sido sometido a una serie de actos de violencia inusitada. El mismo día las autoridades policiales detuvieron al presunto culpable mientras manejaba el auto de la víctima, un Alfa Romeo. Pino Pelosi tenía diecisiete años y contaba con antecedentes en el robo de autos. Pasolini lo había conocido la noche anterior, Día de Todos los Santos, en un bar que solía frecuentar por las noches en sus búsquedas sexuales por la capital italiana.

 Por Diego Bentivegna
El tiempo del muerto 
El día anterior a su asesinato, Pasolini se había encontrado con el periodista Furio Colombo. Más que un reportaje, el encuentro con Colombo -un conocido miembro de la elite intelectual de la izquierda italiana- fue un choque. Y es que Pasolini, que había sido objeto de encono para el centro democristiano y, ni hablar, para la derecha fascistoide, se había transformado también, con su rechazo visceral del desarrollo ligado al consumo, con sus críticas en verso a algunas actitudes de los jóvenes del 68 y su posición contraria al aborto, en una figura indigerible para el progresismo italiano.
Eran los años 70. Por entonces, Barthes volvía a las lecturas de una tradición alternativa a la de la Ilustración. Foucault, acusado de oscurantismo y de criptofascismo por la más ramplona crítica iluminista de Habermas y allegados, manifestaría públicamente, cuando los 70 terminaban, su fascinación por la revolución islámica de Irán.

miércoles, 11 de noviembre de 2015

Permiso para morir 
Cuando el fin no encuentra su final



Relatos sobre "muerte digna", historias reales convertidas en literatura por algunos de los mejores narradores argentinos.

Conseguilo en Librería del Mármol (Lavalle 2015, CABA)

martes, 3 de noviembre de 2015

Ciudades, mujeres

El litoral
Por Julio Anselmi

Segunda fundación, de Marina Serrano. Cabiria. Buenos Aires, 2014

El epicentro es Bulgaria. Y el epicentro de un lugar es siempre una persona. Y la persona que se hace única es la amada, la deseada, la controvertida, la invasora. A menos que sea una misma: “Un paseo por el útero de piedra / siempre debe ser lo que es: un paseo, / nunca una estancia”.Dividido en tres partes, Segunda fundación recorre dos veces Bulgaria y una vez otros muchos lugares (Moscú, Florencia, Roma, Tesalónica, México, Nueva York, Luján) y el periplo es también el de un recorrido o destino o voz del mundo femenino, que espacia del meticuloso plano del cuerpo erótico a la voz que clama por la Virgen, Madre Santísima.Esa rara amalgama, en esa selva recorrida por serpientes, por mujeres cansadas de trabajar que fuman hasta la madrugada y por súplicas a Santa María, condice con un estilo libérrimo, donde lo coloquial no impide la apelación críptica o la sentencia escalofriante: “Abrígate, que hoy te visitará la muerte, abrígate -dijo”.
Marina Serrano, autora de Formación Hospitalaria (2006) y La única cosa necesaria (2012) afirma su voz iconoclasta con estas fotos de viajes que estallan en vívidos retratos, en confesiones grabadas a fuego o en situaciones inolvidables.



miércoles, 21 de octubre de 2015

Al fin amanece ya se encuentra en Librería Norte

¡Ya está a la venta en Librería Norte​ el nuevo libro de IntraMed Al fin amanece. Historias sobre adicciones!


Librería Norte
Av. Gral. las Heras 2225, CABA
011 4803-3944

martes, 20 de octubre de 2015

Ningún poema es cruel

El Litoral
Por Roberto D. Malatesta

“La pura luz”, de Diego Bentivegna. Editorial Cabiria. Buenos Aires, 2015.

Leemos al inicio del libro, versos de H. Viel Temperley, de Hospital Británico. “Tengo la cabeza vendada. Permanezco en el pecho de la luz horas y horas. Soy Feliz. Me han sacado del mundo”.
Así nos introduce, Bentivegna a su poemario, o sea “nos saca del mundo” nos lleva a un hospital de provincia, nos lleva a su infancia, nos lleva al dolor que llora por las noches.
Este “poema acéfalo” es el primero de los tres que integran el libro. En él dice: “Podrían extraerme la cabeza / separarla del tronco”. Como los tártaros u otros pueblos bárbaros que cultivan el arte con los cráneos de los enemigos, el poema se quita la cabeza y la exhibe repleta de electrodos.
Ningún poema es cruel o triste, la crueldad, todo niño enfermo en su inocencia la siente, y al sentirla, siente una infinita tristeza. La tristeza y la crueldad son materiales irresistibles para el poeta, despiden el deseo de convertirse en palabras. Bentivegna, como todo buen poeta, no resiste.
Un cometa, un trapo retorcido, la tela de una araña, un plano del mundo, un campo de tensiones, un queso con gusanos, todas éstas y muchas más metáforas de un cerebro de un niño que llora por las noches, que está sentado solo, inmóvil, en una sala blanca en algún hospital de la provincia, pero no son reales las metáforas, lo real es su lengua que emite las señales del poema...
Los tres poemas que integran el libro tienen en común el sonido, escritos en un verso libre afilado, que suena como un mandala, o su versión occidental, la letanía.
El segundo “La loca croata” dice “mi amor es mi locura” y el personaje, la loca, sube a los trenes, en el Ferrocarril Belgrano, a “salir” de Zagreb, vestida de negro porque están todos muertos. Locura que nace de la crueldad, la crueldad, esa fábrica de locura y miedo. La loca se pasea por Europa desde el Ferrocarril Belgrano, todo un paisaje suburbano, ahí nomás, a pasos de los rieles, un pueblo polaco de judíos, un pueblo eslavo del que sólo quedan muertos apilados...
Una calle de tierra entre los plátanos, “calle Tamborini”, tercer poema del libro, ahora la palabra es un musgo, un alga que corre por la lengua, Padelai, Patronato de la Infancia, sigue la historia cruel, el miedo, dijimos, ningún poema es cruel ni triste, la única felicidad es el hecho estético. Ahora, otra vez con ocho años, pero ya no la inmovilidad, corre por el campo la voz del poema, dejando atrás a los chicos del traje oscuro del patronato. Ahora en el campo junta los restos del trueno y soplan panaderos que se desarman en el aire. Ningún poema es feliz.

lunes, 19 de octubre de 2015

Segunda Fundación

Marina Serrano (Quequén/Olivos, pcia. de Buenos Aires), Segunda fundación, Cabiria, Buenos Aires, 2015.

Conseguilo en Librería del Mármol (Lavalle 2015, CABA) 

jueves, 8 de octubre de 2015

Juan Domingo Perón - Voces y Ecos

En el día del natalicio de Juan Domingo Perón compartimos un fragmento del libro Voces y Ecos. Una antología de los debates sobre la lengua nacional (Argentina, 1900-2000), en el que las autoras Mara Glozman y Daniela Lauria analizan el papel de la lengua en el gobierno de Perón:




"El objetivo formulado por el gobierno peronista –que implicaba crear una nueva academia, dependiente del Poder Ejecutivo, y un diccionario nacional– fue acompañado por una presentación oficial destinada a marcar las diferencias políticas entre las instituciones y expresiones nacionales y 
las peninsulares. Esta fundamentación resultaba, a su vez, consecuente con aquellos discursos antipuristas que, ya desde la década precedente, sustentaban en la cultura popular la idea de una soberanía nacional en materia lingüística. El texto de Luis C. Pinto (1955) sobre el purismo se inscribe de alguna manera en esta doble pertenencia."






Una antología de los debates sobre la lengua nacional (Argentina, 1900-2000) de M. Glozman y D. Lauría. (Bs. As., Cabiria, 2012).

Conseguilo en Librería Gambito de Alfil (José Bonifácio 1402).

lunes, 5 de octubre de 2015

La República Posible

"Este libro no es un mapa, no es una antología, no es una guía, no es una bitácora. El principio que sostiene La república posible es el de hacer de la lectura de los textos publicados en los años de la democracia una lectura compartida."





«La república posible. 30 lecturas de 30 libros en democracia, Diego Bentivegna y Mateo Niro (eds.).
Buenos Aires, Cabiria, 2014, 272 págs.



Conseguilo en De la Mancha Libros (Av. Corrientes 1888)

jueves, 1 de octubre de 2015

"Al fin amanece" el nuevo libro de IntraMed

Intramed
Historias sobre adicciones, el nuevo libro de IntraMed.
Al fin amanece


Historias reales sobre adicciones narradas por grandes escritores, nuevo y apasionante libro de la colección IntraMed "Literatura & Medicina".

¿Por qué contar historias en medicina?
En IntraMed hace muchos años que caminamos por los hospitales buscando historias que merecen ser contadas. Rescatamos del anonimato y del olvido escenas que desnudan lo más profundo y lo más sagrado de la condición humana.
Contar es el modo más humano de ponerse en la piel de un semejante. Nos obliga a experimentar en  nuestra mente lo que han sentido otros. Es falso el lugar común que asegura que el mayor valor de la literatura es que no sirve para nada. Sin la ficción nunca podríamos comprender a nadie,  ni siquiera a nosotros mismos. Los relatos nos han hecho humanos porque nos enseñaron a vivir vidas ajenas, a intuirlas, a vibrar en consonancia con los demás. Habitamos una atmósfera cargada con infinitas historias que llamamos “cultura”. Es el aire que respiramos. El alimento que nos constituye. Narrar nos dice quiénes somos, cómo somos, cuáles son los valores que dan fundamento a nuestra existencia. Cada vez que alguien ayuda a otro a sostener la vida, a comprender, la especie se justifica.

Hemos pasado un año conversando con personas que padecían algún consumo problemático. En sus propios hogares, en bares, en instituciones, en hospitales. Cada escenario nos albergó durante muchas horas durante las cuales ellos se desnudaron con generosidad ante nuestras preguntas. Los hemos visto humedecer los ojos mientras hablaban o internarse en silencios largos y profundos que nosotros no nos animamos a romper. Nos hemos dado abrazos largos y temblorosos apretones de manos. Estas personas nos han confiado lo mejor que tienen, sus propias historias de vida. Fuimos a su encuentro sin prejuicios y volvimos más sabios. Nos enseñaron muchas cosas: la tremenda dificultad de luchar contra sus propias compulsiones, el dolor del estigma de la mirada ajena, el de la incomprensión o la culpa, el coraje de enfrentar lo que les ocurre y la esperanza renovada cuando encontraron la mano solidaria de un equipo de profesionales que supo recibirlos con conocimiento y humanidad.

Anarquismo de la Argentina en eudeba

Anarquismo de la Argentina de Mariana Di Stefano, esperando a los lectores en la vidriera de la Librería eudeba de Ciudad Universitaria.


Anarquismo de la Argentina. Una comunidad discursiva. Mariana Di Stefano, Ediciones Cabiria, 2015.

Conseguilo en las Librerías eudeba

martes, 29 de septiembre de 2015


Un día como hoy de 1864 nacía Miguel de Unamuno, filósofo y literato español, de la generación del 98, autor de obras como “Niebla” o “La tía Tula”.
Considerado como el escritor más culto de su generación, fue sobre todo un intelectual inconformista que hizo de la polémica una forma de búsqueda.
Los temas predilectos de Unamuno -la inmortalidad, la procreación, la maternidad, la lucha del individuo por realizarse- no son sino pretextos para la exploración de sus ideas filosóficas. Empleaba un lenguaje esencial, sin adornos, para transmitir sus ideas. Buscaba un estilo desnudo que permitiera desplegarse una densidad de ideas. Unamuno luchaba con el lenguaje para conseguir lo que él llamaba "una lengua seca, precisa, rápida, sin tejido conjuntivo." Sus personajes casi carecen de descripción física, ya que lo que los definen es la lucha interior.

Nuestro Secreto

No me preguntes más, es mi secreto, 
secreto para mí terrible y santo; 
ante él me velo con un negro manto 
de luto de piedad; no rompo el seto 

que cierra su recinto, me someto 
de mi vida al misterio, el desencanto 
huyendo del saber y a Dios levanto 
con mis ojos mi pecho siempre inquieto. 

Hay del alma en el fondo oscura sima 
y en ella hay un fatídico recodo 
que es nefando franquear; allá en la cima 

brilla el sol que hace polvo al sucio lodo; 
alza los ojos y tu pecho anima; 
conócete, mortal, mas no del todo.


viernes, 25 de septiembre de 2015

Una mano sobre las aguas - William Faulkner

En el día de su natalicio, compartimos un cuento de William Faulkner, ganador, entre otros, del premio Premio Nobel de Literatura (1949) y del premio Pulitzer (1955 y 1963).


Una mano sobre las aguas
William Faulkner


I

Los dos hombres siguieron el sendero que corría entre el río y la espesa cortina de cipreses, cañaverales, gomeros y zarzas. Uno de ellos llevaba una bolsa de arpillera que había sido aparentemente lavada y planchada. El otro era un joven de menos de veinte años, a juzgar por su rostro. El río estaba bajo, con el nivel propio de mediados de julio.

-Tendría que haber estado pescando, con este nivel de agua -observó el joven.

-Siempre que quisiera pescar en este momento -repuso el mayor-. Él y Joe tienden la línea solo cuando Lonnie tiene ganas, no cuando los peces pican.

-De todos modos estarán junto a la línea -dijo el joven-. No creo que a Lonnie le importe quién los retire.

A corta distancia el suelo se elevaba ligeramente, formando una punta que se proyectaba, casi como una península. Sobre ella había una choza cónica, de techo puntiagudo, hecha en parte con lonas enmohecidas y tablones, en parte con latas de querosén aplanadas a martillazos. Sobre ella se elevaba fantásticamente una herrumbrada chimenea de cocina; cerca de la choza había una pequeña pila de leña y un hacha, y, apoyadas contra aquella, unas cañas. Luego vieron sobre el suelo, frente a la puerta abierta, una docena más o menos de trozos de cuerda recién cortados de su carretel, y una lata herrumbrada llena de anzuelos grandes, algunos de los cuales habían sido ya unidos a las cuerdas. Pero no había nadie.

La República Posible en Amsterdam

Compartimos unas fotos de Diego Bentivegna presentando el libro La república posible. 30 lecturas de 30 libros en democracia en Amsterdam.


jueves, 24 de septiembre de 2015

Castellani Crítico: ensayo sobre la guerra discursiva y la palabra transfigurada



"Castellani crítico: ensayo sobre la guerra discursiva y la palabra transfigurada de Diego Bentivegna ya en su “Preludio” se posiciona frente a una “falange” de críticos que ha apartado la vista de la obra del cura Leonardo Castellani como si se tratara del “cuerpo de un condenado”, de “lo ilegible”, de “lo monstruosamente irreductible”. Justamente, en este libro, se trata de dar cuenta de esa singularidad inclasificable en la escritura crítica de Castellani pero sin desactivarla, sin asimilarla, sin canonizarla."




Castellani crítico de Diego Bentivegna (Bs. As., Cabiria, 2013).






Conseguilo en Dain Usina Cultural (Nicaragua 4899).


Fragmento de la reseña de golosinacanibal.blogspot.com.ar/

martes, 22 de septiembre de 2015

Propiedad íntima

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Pese al título La pura luz, que parece místico en la tapa y que cuatro páginas después vira a lo político por obra del epígrafe (medio verso insistente de “La Resistenza e la sua luce”, de Pier Paolo Pasolini), este nuevo libro de Diego Bentivegna le debe su eficacia poética a un cruce sutil: la lírica y la narrativa. 
La pura luz es narrativo no a la manera de los poemas canónicos argentinos del siglo XIX (La cautiva, el Martín Fierro o El Fausto) sino de un modo más íntimo, más confesional, porque cada voz, sostenida en su propia fragilidad, tiende a imponerse a las historias o las peripecias de los personajes que se dicen a sí mismos en los versos. Y justamente, es esa renuncia a la épica, lo que los vuelve líricos. 
El libro está integrado por tres series de poemas (“Poema acéfalo”, “La loca croata” y “Los días de oro”), además de un poema inicial que se desarrolla en la forma de una enumeración evocativa. “Poema acéfalo”, el más largo, es de una belleza y de una contundencia tan delicada que queda vibrando en la memoria, casi como una experiencia personal, como una de esas vidas posibles con las que la literatura suele enriquecer a la realidad. 
En esa primera serie, Bentivegna ocupa la mente de un niño internado en un hospital de provincia, con la “cabeza/ llena de electrodos”. Es y no es ese niño. Está imbuido de sus percepciones y de sus emociones infantiles, pero a la vez conserva la memoria de poeta, la que le permite evocar, por ejemplo, a Héctor Ciocchini, en algo más que un homenaje al autor de Ofrenda, ya que le atribuye la cualidad de una luz: “Estoy sentado/ en una sala blanca./ El día es horrorosamente claro./ El día es la claridad que no se extingue.// Es la luz de Ciocchini: ¿podría ser/ acaso exterminada?”
Tanto en la composición de “Poema acéfalo” como en los otros dos, Bentivegna se vale de repeticiones, de citas más o menos ocultas y de una simplicidad que por momentos hace que sus versos suenen como una canción popular en estado naciente: “Mis muertos en la guerra,/ mis abiertos, hermanos.// Son mis muertos esclavos, / tirados en montones al borde del camino.// Son mis muertos,/ mis muertos apilados en una masa informe,/ sin nombre y sin sentido,// mis muertitos.
El diminutivo final de ese poema perteneciente a “La loca croata” exime de cualquier comentario y muestra en una sola palabra que el horror de la historia sólo puede sostenerse como empatía si es asimilado en forma de memoria personal, como propiedad íntima.  
Lo mismo puede decirse de “Los días de oro”, un poema casi arcádico en el que también aparece esta sensibilidad extrañada. Así durante una caminata por las sierras, el niño evocado puede sentir como propia la respiración asmática de su hermana: “siento cómo respira/ el modo en que resuena/ el pasaje del aire por sus bronquios:// el lugar de la voz, sin la palabra,/es un canto posible”.




La pura luz

Diego Bentivegna 
Editorial Cabiria 
Buenos Aires
2015

lunes, 21 de septiembre de 2015

Conversaciones con autores de la literatura infantil y juvenil

La Gaceta Literaria
Conversaciones con autores de la literatura infantil y juvenil

ENTREVISTAS
ENTRELÍNEAS
VARIOS AUTORES
(Cabiria/Amauta - Buenos Aires) 


Es cierto que, como dice Mateo Niro en el prólogo de Entrelíneas, “uno de los campos de la cultura que mayor crecimiento y profesionalización experimentó en estas últimas décadas” fue el de la literatura infantil y juvenil.

Esto puede apreciarse en el volumen de libros editados, la llegada a nuevos lectores, las ferias, las políticas de promoción de la lectura (sea desde el Estado o desde ámbitos privados), los espacios destinados en librerías o la aparición de librerías dedicadas exclusivamente al segmento. Y, claro, en la materia prima: el surgimiento, consolidación o rescate de autores.

En Entrelíneas. 20 conversaciones con autores de la literatura infantil y juvenil aparecen, entre otros, Franco Vaccarini, Fernando Sorrentino, Sergio Olguín, Ricardo Mariño, Liliana Cinetto, Pablo De Santis, Adela Basch, Jorge Accame, Silvia Schujer y Graciela Repún. Y en cada una de ellas, Mario Méndez, también reconocido autor de LIJ, como moderador.

Los temas son variados y al mismo tiempo recurrentes: el proceso creativo, la forma de trabajo (inspiración versus transpiración, taras, obsesiones y demás), lecturas preferidas y no tanto, relación con el mercado editorial (rechazos, obras a pedido, versiones de clásicos), el papel del lector, las relaciones con los mediadores, las fronteras a veces difusas de la LIJ.

“Toda literatura es literatura infantil”, según De Santis; “los clásicos de literatura infantil que leíamos hace 40 años originalmente no eran libros para chicos”, según Adela Basch. 

Llevadas a cabo entre 2007 y 2013 y publicadas anteriormente en Libro de arena, el boletín digital del Programa Bibliotecas para Armar, dependiente del Ministerio de Cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, las voces de Entrelíneas permiten repensar esa actividad de tradición solitaria y ermitaña de quien escribe, y volverla pública, apelando al origen del lenguaje (la oralidad del hombre frente al mundo que habita) y a la entrevista, el género periodístico por excelencia, que aquí se vuelve literario.

© LA GACETA 


HERNÁN CARBONEL

viernes, 18 de septiembre de 2015

La otra división

El Litoral
Por Martín Kohan (*)
¿Qué es lo concreto del arte concreto? ¿Qué es lo concreto de los artistas concretos? ¿Y qué es lo concreto de estos Poemas concretos de Cecilia Romana, que se dejan atravesar de lado a lado por referencias a artistas y a obras del concretismo, pero están dominados más que nada por la sensación de que hay algo que se pierde o se ha perdido y no termina de saberse qué es? Esos artistas y esas obras que los poemas, uno tras otro, recorren, no se disponen como en una muestra, mucho menos como en un catálogo; se invocan para designar, cada vez, en cada texto, algo que hubo y dejó de haber, o que se esperaba y no llegó, que se buscaba y nunca se tuvo. Si hay un catálogo, es de tristezas:
“... quizás no me hicieras esperar / en esa puerta triste”;
“... la tristeza / de su taller en el 94”;
“... los mundos predecibles que me gustan: / evitan que la tristeza aparezca”;
“... Diez años después, / en Carlos Calvo esquina Perú, leí esos poemas tristes / sobre Chile que hicieron llorar a todos”;
“... estaba demasiado triste para hablar de alguien / que nunca tuvo suerte, igual que yo, que no tengo suerte”.
Si los mundos predecibles gustan porque salvan de la tristeza, ¿qué decir de la literatura, que “es más bien una lotería” , o sea, lo impredecible por definición? La literatura no es el arte, dice Cecilia Romana, o no es como el arte; es lotería, es mundo impredecible, en fin, es tristeza. Así los Poemas concretos acechan el arte, convocan el arte, se impregnan de arte, se nutren de arte; pero son, fatalmente, claro está, literatura. No evitan que la tristeza aparezca. Hacen más bien lo contrario.
Un afán muy recurrente que ponen en escena estos textos es el de ir en procura de un artista: ir a verlo (pero teniendo que esperar en la puerta triste), llegar hasta el artista (pero para saber que no hacía falta), ir a mirarlo (pero para terminar siendo mirada por él en “un acto tan ordinario”), seguir al artista (pero para perder algo), pedir un cuadro (pero para encontrarlo, años después, en un museo), esperar al artista (pero que no llegará), buscar al artista (pero para tratar de olvidarlo). De eso están hechos estos Poemas concretos: de pérdidas, de abandonos, de desencuentros. En “Correa Morales”, escribe Romana: “Él, cansado de hacer siempre / lo mismo, con fiebre, muchas veces, / elige estar solo; luego, cierra la puerta. Yo, / insistente sin remedio, golpeo, / golpeo, y me salgo con la mía”. Otra puerta triste, cerrada para estar solo, ¿de qué sirve salirse con la suya, si es a fuerza de insistencia; qué es salirse y qué es la suya, si es a fuerza de golpear y golpear? De un lado de la puerta, un artista “con fiebre”; del otro lado de esa misma puerta, una poeta “sin remedio”.
Son poemas de un querer “como nunca quise a nadie”, o de un querer “exageradamente”, o de un querer tanto que es preciso no decirlo (“lo quiere tanto, / que si se lo dijera, arruinaría todo”). Y sin embargo, todo en ellos se resuelve en despedidas o en bifurcaciones, en perderse o en no saber qué hacer al estar juntos (“Quizás nunca más pisemos esta plaza / juntos”); “La calle se abre en dos: por un lado estoy yo, por el otro / nuestra vida juntos”). Pero el arte, pese a todo, proporciona un recurso posible, su regla: la perspectiva, una forma de mirar, un lugar y una distancia.
Todo es cuestión de perspectiva, de situarse cerca o lejos: “De lejos, / tus zapatos fundan un mundo. De cerca, se le ven las manchas”. Con una suficiente distancia, cambia la forma de lo que se alcanza a ver: “Como esos círculos de colores / que se confunden a la distancia con una línea recta, / tus viajes me hacían verte distinto de lo que eras en realidad”. Con una distancia suficiente, bajo una determinada perspectiva, lo separado, lo fatalmente separado, puede llegar a verse junto, no sólo en el espacio, sino también en el tiempo: “Dos pinos: él y yo. Uno mucho más lejos / que el otro y el ojo de alguien que los alinea / en el tiempo”. Este es, en cierto modo, el afán de los Poemas concretos: dar con el punto de mira que permite alinear lo que, en verdad, está separado; que parezca junto lo que en verdad no lo está.
Pero esa especie de ilusión (ilusión óptica o ilusión a secas), anhelada y obtenida en los artistas concretos, se encuentra, en los Poemas concretos, con una limitación inexorable: las palabras, más allá de lo que pueda conseguirse con el alineamiento de cada verso y con el encabalgamiento de verso en verso, quedan siempre fatalmente separados unas de otras. Parecen juntas si se las ve de lejos, en efecto; pero revelan su verdadera condición de aisladas apenas uno se acerca, apenas uno las quiere leer.
Será por eso, seguramente, que Cecilia Romana escribe: “Pero la literatura no es el arte”: en ella impera lo finalmente separado, lo que no termina de juntarse (no es así en la portada del libro, imagen de Pablo Siquier). Hay en los poemas, pese a todo, una línea de fuga posible. Línea de fuga respecto de los museos, las galerías, el selecto mercado del arte. Una fuga al mundo popular, al Club Iguazú de Floresta, con su chico de los pedidos, sus baños oscuros, “la publicidad de una cerveza que ya no toma nadie”, las fotos de All Boys en la pared. Por supuesto: esto tampoco es el arte. Pero en este club, el Iguazú, “quedaría bien el cuadro / grande, de fondo blanco y líneas negras que se cruzan”, porque esos colores son también los colores de All Boys. Y All Boys, por obra y gracia del significante, no es otra cosa que un cuadro.
Ese club, o esos clubes, All Boys y el Iguazú, definen una línea de fuga para la esfera concreta del arte concreto. Pero en ese otro mundo, el popular, existe otra realidad concreta: la del descenso. Primero como futuro presentido (“sufro porque hace tres fechas que no ganamos y si Tigre / se hace fuerte el fin de semana, nos manda a la otra división”) y luego como hecho consumado (“No sirve lamentarse porque nos fuimos a la B”). Es decir que la línea de fuga lo es respecto del circuito de la sofisticación del arte; pero no lo es respecto de la tristeza. Queda, pese a todo, en el verso final de “Albo”, una ilusión: que “vuelva a jugar en Primera a partir del 2016”. Que es ilusión en tanto el 2016 es algo que se ve de lejos. Pero a medida que la distancia se acorta, a medida que ese año se acerca, también en este universo impera la evidencia de lo perdido, la de la fatal división, la de la otra división.
Cecilia Romana. Foto: Estela Fares
(*) Presentación de “Poemas concretos” en el Centro Cultural de la Cooperación. Buenos Aires, 24 de agosto de 2015.
Pinturas: 1)“Construcción” (1945), de Alfredo Hlito y 2) Obra de Tomás Maldonado.

jueves, 17 de septiembre de 2015

Segunda fundación

Marina Serrano (Quequén/Olivos, pcia. de Buenos Aires), Segunda fundación, Cabiria, Buenos Aires, 2015.

Conseguilo en Librería Guadalquivir (Av. Callao 1012) 

miércoles, 16 de septiembre de 2015

Entrelíneas en librerías eudeba

¡Podés conseguir Entrelíneas de Mario Mendez, coeditado con Amauta Argentina S.R.L. ahora también en las librerías eudeba!


viernes, 11 de septiembre de 2015

Domingo Faustino Sarmiento


Domingo Faustino Sarmiento (San Juan, Provincias Unidas del Río de la Plata, 15 de febrero de 1811– Asunción, Paraguay, 11 de septiembre de 1888) reunió en su persona la condición del escritor y del político. Y en ambas no pasó desapercibido: fue presidente de la República Argentina y autor de un centenar de obras. Buena parte de la vigencia extraordinaria de su fama se debe a la minuciosa descripción que realizó de la lucha entre la civilización y la barbarie como rasgos definidores de una república hispánica. Es esta misma tesis, y sus derivados, la que lo ha mantenido siempre en el epicentro de la polémica.

En San Juan fundó el periódico "El Zonda". De su obra literaria, se destacan: Facundo o Civilización y Barbarie, inspirado en el caudillo riojano Facundo Quiroga; Recuerdos de Provincia, de corte autobiográfico; Viaje, donde cuenta sus experiencias en el extranjero; Vida de Dominguito, que narra la vida de su hijo adoptivo muerto en Paraguay; Educación Popular; "Método de Lectura Gradual.







Fuente: www.cervantesvirtual.com y http://www.elresumen.com/biografias